Lizarrusti - Itsasondo

04/08/2010 

Lizarrusti- Itsasondo por la GR 35 Aralar-Costa
18'3KM

Meteorológicamente para nosotros, el día no podía amanecer peor. Llueve y está todo muy tapado y con mucha niebla. Los chicos del albergue nos han preparado un desayuno de lujo a base de tostadas, croissants, mermeladas, fruta, café… Cogemos fuerzas e intentamos no dar importancia al tiempo. Nos ponemos los trajes de lluvia y pa’ lante!
Primero subimos hasta el embalse de Lareo. El silencio, la niebla y la lluvia le dan un aire misteriossso.

Embalse de Lareo

Seguimos subiendo por un bosque hasta una fuente y llegamos a las campas de Enirio, pasando al lado de una borda. El barro y el txipi txape son constantes, la niebla de hoy nos nos deja ver más allá de 20 metros. Sabemos que estamos en un lugar precioso y flipamos con las siluetas de los árboles, que se hacen más imponentes entre la niebla.

Cerca de las campas de Enirio

Ya desde aquí nos encaminamos hacia la majada de Uidui, y luego pasamos por varios dólmenes como el Jentillari y el Arrastarangaña. Aunque no podemos ver las vistas que hay más allá, intuimos valles y mendis a nuestro alrededor.

Dolmen de Jentilarri

Seguimos nuestro camino por estas estupendas campas, cruzándonos con caballos y ovejitas hasta llegar a las majadas de Arrantsao. A partir de aquí el camino baja por un bosque de hayas y fresnos a través de una calzada medieval conocida como el Camino de los Gentiles, unos personajes de la mitología vasca. Se dice que eran grandotes y fuertes y que fueron ellos los que colocaron las piedras del camino. Durante mucho tiempo, esta ruta fue una de las vías más importantes de comunicación entre Gipuzkoa y Nafarroa hasta el s. XIII aprox, y después se mantuvo como vía importante de transhumancia en Aralar. De hecho, el camino que estamos siguiendo, la GR 35 Aralar – Costa, sigue los caminos de la trashumancia de Aralar. Después de esta jornada y la de mañana, solo nos faltará una para llegar al mar. Esperamos que el tiempo mejore un poquillo...

Majadas de Arrantsao
Bosque al lado del Camino de los Gentiles

Ahora la niebla se abre un poco y nos deja ver el magnífico valle que tenemos alrededor. Creemos que es el valle de Arkaka, que une la sierra de Aralar con el pueblo de Zaldibia, hacia donde nos dirigimos.
Durante una parte de este camino iremos detrás de un grupo de vacas a las que no será fácil adelantar. Es la hora del almuerzo y van parando a un lado y al otro, pillando las hojas de las ramas más bajas. Tampoco queremos meterles prisa mientras comen, de hecho somos nosotros los que estamos ocupando su espacio. Así que durante un rato iremos a su ritmo hasta que serán ellas las que, cansadas de tenernos detrás, se apartaran y nos dejaran pasar. Educados animales!
Seguimos la GR 35, pasando por la Iturria Iturtxoco (iturria-fuente), subimos un poco más y empezamos a ver el cresterío de Sagastarri. Luego bajamos ya al área recreativa de Olakosai o Akapulko (aunque luego, en Itsasondo, sabremos que a los de Tolosa no les gusta nada ese segundo nombre). Desde allí vemos asomarse la cresta del Gaztelu, que tiene encima un castillo que, según cuenta la leyenda, estuvo habitado por los gentiles.


Cresta del Gaztelu desde Olakosai

Aprovechamos para parar aquí y comer un tentempié (pan con queso de Baraibar, chocolate, cigarrito y café). Desde donde estamos, un poco más a la izquierda está el Txindoki, pero no se ve con la niebla...
Estamos ya muy cerca de Zaldibia. Para llegar hasta este pueblo hay que bajar unas cuantas escaleras, algo resbaladizas por la lluvia de hoy. En algunos tramos hay que romper algunas zarzas y malas hierbas que obstaculizan un poco el camino. Atravesamos Zaldibia. En las afueras del pueblo, nos encontramos con la gran mole abandonada de la fábrica de jabones Bilore.

Una vaquita nos saluda en las afueras de Zalbidia

Saliendo de Zalbidia cogemos un tramo de carretera. Después de un km aproximadamente el camino se mete por la derecha y sube hasta una antigua pista que nos llevará a Itsasondo, donde dormiremos en la única pensión que hay.
Por la calle vemos bastantes carteles en contra de las obras del TAV, que tiene que pasar por aquí.
Ya en Itsasondo cenamos algo ligero en uno de los dos únicos bares que hay. Allí entablamos conversación con sus dueños y algunos amigos, con los que conectaremos y compartiremos anécdotas, caminos, patxaran y tarta. Conocedores como son de la zona y también aficionados a caminar y al monte, nos darán buenos consejos para proseguir nuestra ruta, recomendándonos diversos lugares. Les comentamos que Aralar, tal y como lo hemos visto, entre el txirimiri y la niebla, tiene su encanto. Ellos nos dicen que sí, pero si primero lo has visto despejado, sobretodo para disfrutar de las vistas...Nos recomiendan que la mejor época para volver es en primavera.
Les explicamos que cuando lleguemos a Zarautz tenemos intención de seguir caminando hasta Deba para ver la costa del Flysch. Nos comentan que es una gran idea, aunque nos aconsejan evitar el tramo de Zarautz a Zumaia por no valer mucho la pena. Tomamos nota. También, si tenemos tiempo, nos invitan a coger el Eusko tren para acercarnos a Urdaibai (en Bizcaia) y que nos demos una vuelta por ahí...Por otra parte, todas las otras recomendaciones (Urbasa, Aizkorri, Urbía...) las tendremos que dejar para nuestra próxima visita a estas tierras. Gracias compañer@s!
Como estamos en agosto, Itsasondo está semidesierto y los comercios en su mayoría cerrados. Necesitamos comprar tabaco y alguna que otra cosilla, así que mañana a primera hora cogeremos el tren hasta Beasain, tal y como nos recomendaron los chicos del bar. Allí compraremos lo que necesitamos, volveremos a Itsasondo y desde ahí seguiremos nuestro camino hasta las faldas de Zelatun, en Trintxera, donde hay un albergue.

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